sábado, 16 de enero de 2016

Infancia de un Superdemonio. Heavy Metal Dredd

A diferencia de América y Beyond Our Kenny, la tercera de las historias que escribió John Wagner para la inauguración del Judge Dredd Megazine fue directamente concebida como una secuela del último y exitoso Mega-Epic de Dredd que el propio Wagner acababa de llevar a cabo junto a Carlos Ezquerra en las páginas del 2000AD. Así, el mismo mes en que concluía Necrópolis, comenzaba en el Megazine Young Death: Boyhood of a Superfiend (Megs. 1.01 a 1.12), una historia de 79 páginas que se podría traducir como Muerte Joven: Infancia de un Superdemonio y cuyos doce episodios la convirtieron en la saga de mayor duración en la historia del Megazine, extendiéndose a lo largo de todo el primer año de la revista, desde Octubre de 1990 a Septiembre de 1991.
Como su propio título indicaba, la nueva saga de los Jueces Oscuros resultaba ser un spin-off protagonizado por su líder, el Juez Muerte, respondiendo su argumento a una doble finalidad: por un lado, dar una respuesta a la cuestión que se había planteado al final de Necrópolis sobre lo que había ocurrido con el Juez Muerte y dónde se encontraba actualmente; y por otro, diez años después de su aparición, la historia proporcionaba por primera vez un origen tanto a los Jueces Oscuros como a las Hermanas de la Muerte, descubriéndose que todos ellos habían sido humanos antes de su transformación, y que efectivamente, como se intuía, procedían de un universo paralelo, muy similar en algunos aspectos al de los Jueces.
 
A modo de biografía autorizada, la estructura narrativa de Young Death contaba hechos acaecidos de manera anterior en unos días a la investigación que en ese momento estaban llevando a cabo los Jueces sobre el paradero del Juez Muerte, intercalándose esa investigación con el contenido de una presunta entrevista realizada al líder de los Jueces Oscuros y a la que los Jueces conseguían tener acceso a raíz de una llamada anónima y al hallazgo de un misterioso cadáver desfigurado por el ácido. Como muestra del humor negro que destilaba la saga, John Wagner aparecía en los títulos de crédito con el seudónimo de Brian Skuter, es decir, el periodista asesinado que coprotagonizaba la historia.
 
El apartado gráfico recayó en el dibujante Peter Doherty, siendo éste su primer trabajo profesional, que la verdad es que estaba realmente bien, especialmente en la manera en que Doherty integraba el tratamiento del color en el propio dibujo de la historia. No en vano, Peter Doherty es mayormente conocido hoy por su faceta de colorista, apareciendo su nombre asociado a trabajos para Geof Darrow, Frank Quitely o el propio Mark Millar. De todas maneras, viendo el resultado de aquel primer trabajo de Doherty, hay que reconocerle a Wagner tanto su buen ojo profesional como las pelotas que le echó al tema, al darle a un tío que acababa de empezar lo que no dejaba de ser la primera secuela oficial de Necrópolis y al mismo tiempo la primera historia protagonizada en solitario por el Juez Muerte, uno de los villanos favoritos de todos los seguidores de Dredd.
Desde el punto de vista argumental, la historia comenzaba con la Juez Hershey acudiendo al levantamiento de un anónimo cadáver que era encontrado en los Pozos Químicos de Mega-City Uno. El hallazgo se había producido gracias a una llamada anónima de alguien que decía ser el Juez Muerte, no habiendo sido posible identificar la llamada ni a su autor a causa de un inexplicable error en la grabación que la Tek División atribuía al deficiente estado de todos los sistemas técnicos tras lo ocurrido durante la Necrópolis. No obstante, la extraña voz y el tono siseante de su interlocutor habían bastado para que su contenido fuese tomado en serio, aunque eso no resultase del todo suficiente para acreditar su autenticidad, dado el elevado número de chiflados residentes en Mega-City Uno.
 
De este modo, mientras Hershey iniciaba la investigación, la acción retrocedía unos días atrás en el tiempo, al momento en que un periodista amarillista llamado Brian Skuter, dedicado a la publicación en la red de panfletos de dudosa credibilidad, acudía al bloque Sylvia Plath en respuesta a uno de los anuncios que tenía puestos para que los ciudadanos de MegaCity le contasen su vida con vistas a su publicación en una sección llamada “El mundo debería conocer tu historia”. Para su asombro, el interesado en dar a conocer su historia resultaba ser el mismísimo Juez Muerte, quien se encontraba residiendo de manera inadvertida en una anónima pensión de Mega-City Uno regentada por la anciana Sra. Gunderson, una inocente y amable viejecita que no veía absolutamente nada y que se enteraba todavía menos de lo que sucedía a su alrededor. Combinando el humor negro más devastador con atmósferas tétricas y bastante góticas, el Juez Muerte informaba al aterrorizado Skuter de su decepción por el resultado de la Necrópolis. Ahora quería contar al mundo su historia y dar propaganda a sus ideas de bienestar social mediante una muerte rápida y definitiva.
Mientras los lectores comenzaban a comprender que aquella parte de la historia que aparecía narrada en primera persona procedía de las grabaciones de Skuter a las que posteriormente iban a tener acceso los Jueces, éstos identificaban el cadáver hallado en los pozos como el del desafortunado periodista y accedían a su último artículo publicado en la red, descubriendo así que se trataba de unas pretendidas memorias del Juez Muerte a la que nadie hasta entonces había prestado atención ni dado el menor crédito. Ante el cariz que tomaban los acontecimientos, Hershey le daba la máxima prioridad a la investigación y daba orden de que se informase a Dredd sobre lo que estaba sucediendo, mientras ella partía al apartamento de Skuter en busca de más información.
 
La acción regresaba de nuevo a la entrevista, al momento en que el Juez Muerte le empezaba a revelar sus memorias a Skuter, contándole que procedía de un universo muy similar al de los Jueces, aunque menos avanzado tecnológicamente y en el que la vida humana no tenía ningún valor. Muerte había comenzado su vida como Sidney, un auténtico psicópata desde su más tierna infancia; de hecho, cuando leías cómo había acabado con su perro, no sabías muy bien si horrorizarte o partirte de la risa, aunque evidentemente, por la manera en que estaba narrado el acontecimiento, no tenías más remedio que reírte al ver la cara del pobre animal mientras caía por el precipicio.
 
Aquellas tendencias homicidas innatas del pequeño Sidney se habían visto favorecidas por su propio padre, otro sociópata que en este caso ejercía como dentista y que disfrutaba del dolor de aquellos de sus pacientes a los que no mataba cuando se le iba un poco la mano. El joven Sidney había acabado ingresando en los Jueces, de manera que pronto pudo poner en práctica su filosofía personal de que el mejor modo de acabar con el crimen era eliminar preventivamente a todos aquellos seres vivos que podían cometerlos, ejecutando a docenas de personas (incluido un matrimonio que sólo quería divorciarse) durante su primer día como juez en prácticas. Con el tiempo, ayudaría a ejecutar a su propio padre, a quien previamente había denunciado ante los Jueces, y luego había acabado asesinando a su madre y a su hermana, cuya única ambición en la vida era huir de él a toda costa. 
Habiendo adquirido el apodo de “Juez Muerte” entre sus compañeros, su cruzada homicida pronto se vería reforzada por otros tres seguidores que compartían plenamente sus puntos de vista y que se acabarían convirtiendo en los otros tres Jueces Oscuros, Mortis, Miedo y Fuego, éste último un verdadero pirómano que se había ganado su nombre prendiendo fuego a todo un colegio universitario con todos sus residentes dentro. Años más tarde, mientras investigaba una serie de desapariciones y homicidios múltiples que llevaban años produciéndose en una de las zonas más oscuras y peligrosas de la ciudad, sería cuando Sidney se topase por primera vez con Nausea y Phobia, dos brujas dementes que habitaban en unos túneles subterráneos abandonados y adoraban a la muerte, encontrando en él un alma gemela. 
Utilizando la magia negra, las dos brujas acabarían convirtiendo a Sidney y sus compañeros en espectros vivientes antes de usar la nigromancia en sí mismas y perder su forma corpórea a cambio de otra serie de oscuros beneficios. En su nueva encarnación de muertos vivientes y con la ayuda psíquica de las dos cadavéricas brujas, los cuatro Jueces Oscuros acabaron haciéndose con el poder en su mundo, declarando la vida como ilegal y llevando a cabo en él su primera Necrópolis, convirtiendo aquel universo paralelo en un lugar despoblado de cualquier clase de vida.
 
De vuelta al presente, la Juez Hershey acudía al apartamento del fallecido Skuter y accedía a las grabaciones originales del periodista, comprendiendo que todo lo que éste había contado en su página web era material auténtico y poniendo de inmediato sobre aviso a Dredd y a Anderson, quienes se desplazaban con un ejército de Jueces al bloque Sylvia Plath para sitiar el apartamento de la Sra. Gunderson. Sin embargo, cuando llegaban era demasiado tarde y ya no había rastro del Juez Muerte por ninguna parte.
La última grabación de Skuter ponía de manifiesto que el desafortunado periodista había sido finalmente asesinado por el Juez Muerte, al no haber quedado éste demasiado satisfecho con lo publicado. Respetuoso con su profesión, el periodista le había dado un toque ligeramente sensacionalista a sus memorias que no coincidía exactamente con la respetuosa biografía que esperaba el monstruo procedente de otra dimensión.
 
Inexplicablemente, la miope Sra. Gunderson seguía con vida y totalmente inconsciente de todo lo que había estado sucediendo en su casa, llegando Dredd y Anderson a la conclusión de que había sobrevivido gracias a su carácter agradable y a no haberse enterado de nada de lo que ocurría a su alrededor. En realidad, su supervivencia tenía otros motivos, y es que el propio John Wagner había tomado como modelo para el personaje a uno de sus familiares más cercanos, en concreto a su señora madre, la Sra. Wagner, limitándose la broma a hacerla aparecer en la serie. No obstante, la Sra. Gunderson volvería a aparecer en el segundo volumen del Megazine, dentro de la historia Un Té con la Sra. Gunderson (Meg. 2.15), secuela directa de Young Death en la que los Jueces seguían intentando averiguar como la encantadora y medio ciega anciana había podido sobrevivir a la presencia en su casa del Juez Muerte.
Desde mi punto de vista, la historia era excelente y hoy es mayoritariamente reconocida como otro de los grandes clásicos de Dredd, combinando a la perfección la atmósfera gótica de horror que había venido acompañando hasta ese momento a las apariciones de los Jueces Oscuros, con el humor negro más ácido y desternillante que uno se podía encontrar en las historias de Judge Dredd. Desgraciadamente, aquel tono humorístico de Young Death iba a suponer también el principio de una nueva dirección para el Juez Muerte, situándole a partir de entonces en el entorno propio de un personaje de comedia. El propio John Wagner explicaría años más tarde su creencia de que aquel paso seguramente no fuese demasiado afortunado para el personaje, dificultando en ocasiones que los lectores le llegasen a tomar en serio como villano. Por este motivo, sería el propio escritor quien años más tarde, a principios de la década del 2000, decidiera poner remedio a la situación con My Name is Death, saga en la que el Juez Muerte regresaría a sus raíces más terroríficas como personaje.
 
Volviendo de nuevo al Megazine, y con una más que evidente inspiración en las exitosas franquicias cinematográficas de Alien y Predator, el décimo primer número de la revista presentó una nueva amenaza para Mega-City Uno concebida en esta ocasión por el guionista Alan Grant, el voraz monstruo alienígena conocido como Raptauro (Megs. 1.11-1.17), una criatura carnívora capaz de esconder su presencia a la vista y a la que Dredd intentaba dar caza a lo largo de una saga de 62 páginas aparecida de Agosto de 1991 a Febrero de 1992. Su ilustrador fue Dean Ormston, un claro seguidor del estilo visual de Bisley que dibujó bastantes historias de Dredd durante esta época y que generó alguna que otra controversia sobre sus aptitudes entre el fandom. A mí la verdad es que me gustaba, aunque no siempre. 
La trama giraba alrededor de la repentina aparición de múltiples asesinatos y el descubrimiento de una serie de cadáveres parcialmente devorados en el bloque Tom Mohan, siendo Dredd el encargado de llevar la investigación y encontrándose frente a frente con un depredador alienígena de capacidades letales y sorprendentes. Como circunstancia especialmente destacable, la saga presentaba además a una nueva telépata de la Psi-Division, la Juez Karyn, un personaje secundario que con el paso de los años también tendría su propio recorrido dentro de la continuidad de Dredd, llegando incluso a conseguir varios seriales dentro del Megazine y cuya imagen fue creada por Ormston tomando como modelo a la chavala que entonces era su novia, Fiona Stephenson. En general, a pesar de las similitudes cinematográficas, la saga tenía una buena ambientación y resultaba bastante entretenida. 
Finalmente, la última saga que me parece destacable dentro de esta primera época del Judge Dredd Megazine, no es tanto una saga propiamente dicha, sino una antología de historias cortas cuyo origen tenía un hilo conductor común: el Rock Duro, y más concretamente, el Heavy Metal.

El Juez Dredd siempre había tenido una muy buena acogida entre los seguidores del sector más trashmetal del rock a través de grupos como Anthrax, quienes por ejemplo habían llegado a dedicar uno de sus temas al personaje, el conocido I am the Law. Fruto de aquella cercanía, la revista musical Rock Power (que aquí llegó a tener su propia versión en castellano) decidió dedicar a principios de los 90 seis páginas de su contenido a publicar toda una serie de historietas del Juez Dredd específicamente destinadas a sus lectores, historietas que bajo el título genérico de Heavy Metal Dredd acabaron trascendiendo fuera del ámbito propio de los cómics y compartiendo espacio con los reportajes, fotografías y conciertos de grupos típicamente metálicos como Judas Priest, Metallica, Skid Row, etc.
 
Las primeras de aquellas historias publicadas en Rock Power aparecerían firmadas por John Wagner, Alan Grant y Simon Bisley, hallándose su temática completamente aislada de la continuidad oficial de Dredd, y dedicada (lógicamente) a colmar las expectativas de los lectores de una revista musical especializada en el Rock Duro. Posteriormente, tras el éxito de Simon Bisley, otros artistas como el fallecido John Hicklenton, Dean Ormston o Brendan McCarthy, serían los que se harían cargo de aquella sección denominada Heavy Metal Dredd que aparecía dentro de la revista Rock Power.
 
A finales de 1991, Fleetway sufrió importantes y significativos cambios tras la muerte del magnate Robert Maxwell y la adquisición del grupo por sus nuevos propietarios de Egmont. En esta situación, una de las primeras medidas que adoptaron los nuevos propietarios del grupo fue recortar gastos de producción en todas las publicaciones, incluido el Judge Dredd Megazine. Ante esos recortes, David Bishop, el editor que había sustituido a MacManus al frente de la revista, consideró económicamente oportuno reeditar dentro del Megazine esas historias de Wagner, Grant y Bisley que habían aparecido en el Rock Power, en un primer momento aquellas que habían gustado más, pero con el paso del tiempo se acabarían publicando todas, incluidas las que no eran de Bisley. La serie acabaría siendo también recogida en un solo tomo, primero por Hamlyn en los noventa, conteniendo sólo el material de Bisley, y posteriormente por Rebellion, si bien incluyendo en esta ocasión la totalidad de la serie y siendo precisamente esta última edición de Rebellion la misma que aquí ha publicado Kraken.
En aquella primera trayectoria del Megazine, las historias del Rock Power que se reeditaron fueron las cuatro primeras de Bisley, A MegaCity Primer (Meg. 1.14) una declaración de intenciones dedicada a modo de apertura musical a Dredd; Rock On, Tommy Who? (Meg. 1.16) un guiño a la Opera Rock Tommy y a su protagonista, Roger Daltrey, el cantante de los Who; Chicken Run (Meg. 1.17), una crítica bastante gamberra al primer ministro John Major, cuyo final estaba dedicado a los fans de Ozzy Osbourne y a la famosa anécdota del murciélago, y The Legend of Johnny Biker (Meg. 1.19), o como un audaz motero de Mega-City Uno, que parecía salido del Bat Out of Hell de Meat Loaf, acababa de lámpara en el salón de su novia. El resto (hasta las 20 que comprendieron la serie) aparecerían a lo largo de los dos años siguientes en el Volumen 2 y el Volumen 3 del Megazine, incluyendo tanto las cuatro que faltaban de Bisley como las del resto de dibujantes que habían participado en la serie publicada por Rock Power. 
Desde mi punto de vista de seguidor del Juez Dredd y pseudoaficionado a la escena rockera de aquella época, las historias que me parecen más destacables son precisamente las realizadas por Simon Bisley, que me parece que tienen un cierto toque de genialidad en cuanto a su exceso y resultan además excepcionalmente cachondas si se entra al juego del humor exageradamente violento que las acompaña. Además de las que han sido anteriormente mencionadas, me resultan particularmente destacables Ironfist (Meg. 2.61), la violenta historia futurista de una figura que recordaba al Eddie de los Iron Maiden, aunque poseído por el espíritu del recientemente fallecido Lemmy Kilmister de los Motorhead; Bimba (Meg. 3.17), el sangriento y apócrifo crossover entre Bambi y el Juez Dredd realizado por Wolt Bisley, o el desternillante y trágico villancico navideño protagonizado por Santa Claus en Night before Christmas (Meg. 2.62). No obstante, también es verdad que en mi caso se dan esas circunstancias precisas para “ponerse en situación” con la temática y con el personaje, cosa que no estoy seguro que ocurra con todos aquellos que se las puedan leer de una manera más ocasional. O tal vez sí, no lo sé.
Con todo, Heavy Metal Dredd seguramente sea la serie más conocida de Dredd en nuestro país, al ser la que más veces ha acabado siendo publicada (aunque no en su totalidad) por recogerse en ella el trabajo de Bisley, apareciendo en su día dentro de la revista Cimoc y posteriormente en el famoso nº 108 de la colección Cimoc Extra Color dedicado al Juez Dredd bajo el título de MegaCity Blues. La reciente edición de Kraken de Heavy Metal Dredd recoge por primera vez la serie musical de Dredd en su totalidad, incluidos los episodios de Bisley que ya habían aparecido en su día y aquellos otros que no eran de Bisley y que nunca antes se habían publicado en castellano.
 
El primer volumen del Judge Dredd Megazine alcanzaría los veinte números de duración, si bien en el mismo mes de Mayo de 1992 en que concluía su primera andadura, comenzaba la del Volumen 2, manteniendo el mismo formato de revista, pero reiniciándose a partir de un nuevo número 1 y presentando una nueva periodicidad quincenal que se mantendría durante los años siguientes. El motivo de la nueva numeración y de la nueva periodicidad fue el lógico de dar un nuevo impulso editorial a la revista, al entender el nuevo editor David Bishop que el mes que transcurría entre número y número era un espacio de tiempo adecuado para los lectores norteamericanos, pero demasiado largo para lo que estaban acostumbrados los lectores británicos, sobre todo teniendo además en cuenta el inminente crossover con el 2000AD que en aquellos momentos ya se estaba gestando y al que lógicamente habrá que referirse en breve.
 
En todo caso, en lo que al Judge Dredd Megazine se refiere, creo que de momento lo mejor es quedarse aquí. Al mismo tiempo que el Megazine había comenzado su andadura, el 2000AD había continuado la suya, explorando las consecuencias de Necrópolis, y viendo como John Wagner trasladaba sus bártulos al Megazine mientras Carlos Ezquerra continuaba al frente de la revista semanal como principal responsable del apartado gráfico de la serie. Toda vez que para manejar adecuadamente la continuidad temporal de Mega-City Uno, lo más aconsejable será ir revisando la trayectoria de ambas revistas de forma paralela, no resulta demasiado difícil imaginar de qué irá esto la próxima vez.

2 comentarios:

  1. ¿Porque ha dejado de aparecer este blog en las actualizaciones de Tebelogs de Dreamers?
    Yo lo seguia a traves de ellas y ahora no hay manera de saber cuando hay una nueva entrada.

    ResponderEliminar