miércoles, 24 de junio de 2015

Los Inicios de Dredd: La Tierra Maldita

Los primeros años del Juez Dredd son los más conocidos del personaje en nuestro país. Sin contar con el curioso antecedente de la revista Kirk, la edición más clásica que ha tenido el Juez Dredd en España fue hace bastante tiempo, allá por 1984, cuando Ediciones Zinco comenzó a publicar la versión en castellano de los tebeos que Eagle estaba sacando en Estados Unidos con el fin de introducir a sus personajes en el mercado americano, en este caso, reeditando a color los materiales que mayor éxito habían tenido hasta entonces en UK y recogiendo por tanto el núcleo duro de esta primera época. La edición española de Zinco (saltándose por cierto los dos primeros números con los que había comenzado la serie americana) constó de un total de 16 números de los 35 que originalmente llegaron a salir en USA.
 
Afortunadamente, todo este material ha sido reeditado en los últimos años, siendo curioso que la época más antigua del personaje sea la que constituya una novedad en nuestro país. Los Archivos Completos de Kraken llevan hoy 12 volúmenes (comprendiendo los cinco primeros tomos publicados en los Complete Case Files británicos) que llegan hasta el Prog. 270, publicando el material en el original b/n con el que apareció en el 2000AD, puesto que Judge Dredd no se publicaría íntegramente a color hasta 1988. Hasta esa época, sólo iban a color las páginas centrales. Actualmente, en Estados Unidos, IDW está volviendo a reeditar los materiales más clásicos de esta época, de nuevo a color y en formato comic book, si bien por ahora no hay ningún indicio de que esta edición vaya a ver la luz en nuestro país.
 
Como todas las secciones que inicialmente formaron parte del 2000AD, el Juez Dredd comenzó su andadura con un paso bastante vacilante. La estrella de aquellos inicios, que recibía tanto las páginas centrales a color como la mayoría de las portadas, era el clásico Dan Dare en su nuevo reciclaje futurista.
 
No sé cuántos habréis visto un 2000AD de la primera época. Un poco más abajo tenéis una de sus portadas, pero no me parece que eso refleje más que la portada en sí. Al ser un tebeo semanal, su planteamiento era el de un producto asequible y barato (8 o 9 peniques yo diría que suponían unas 25 pesetas de la época a la semana). Su tamaño era el de una revista (un formato de unos 28x23, bastante grande y casi cuadrangular; luego iría ganando altura y perdiendo anchura, haciéndose más similar a la francesa Pilote y al tradicional formato europeo), presentada en un papel poroso bastante similar al de los periódicos de la época, incluidas las portadas. Una mezcla de revista y periódico, para entendernos.
 
Lo más chulo del 2000AD era su tamaño de reproducción. Y dicho sea de paso, al estar originalmente pensados los dibujos y las composiciones de página y de doble página para ese formato tan particular, el reducirlos primero y el alargarlos después para poder acoplarlos al formato rectangular de los comic books, a mi juicio no le hizo demasiado favor a la revista a la hora de introducirla en otros mercados, por mucho que consiguiera popularizarla.
 
Judge Whitney, la primera historia de Dredd en ser publicada, se limitaba a mostrar al personaje y su entorno sin tratar demasiado quiénes eran los Jueces o de dónde venían. Lo mismo hicieron las historias que siguieron a continuación, limitándose a presentar a Dredd como el protagonista del tebeo sin explicar nada sobre su origen y circunstancias. Historias cortas de carácter episódico que abarcaban cuatro o cinco páginas de extensión, en las que McMahon (con alguna episódica incursión de Ezquerra) se limitaba a dibujar los guiones que le entregaban. Lo más trascendente de aquel comienzo resultaba a ser el establecimiento de la fecha del año 2099 como línea temporal en la que se situaban los hechos y la primera referencia a Mega-City Uno como la ciudad en la que actuaba Dredd.

A modo de anécdota sobre cómo se acaban creando ciertos mitos, al italiano Massimo Belardinelli fue a quien le correspondió la tarea de dibujar por primera vez el rostro de Dredd sin casco (Prog. 8), pero el resultado no resultó ser del agrado ni de Pat Mills ni de Kelvin Gosnell, decidiéndose sobreponer un cartel de CENSURADO sobre la viñeta una vez dibujada. Esta curiosa decisión inicial, acabaría derivando en todo tipo de pretextos para que nunca se haya mostrado el rostro de Dredd a los lectores, aunque con los años se ha dado alguna que otra (parcial) excepción a esta circunstancia.
 
Aunque muy básica en su dibujo y en la manera de desarrollarse su argumento, la primera saga en tener varios episodios de duración fueron las Guerras Robot (Progs. 10-17), que supusieron además el regreso de John Wagner a su personaje. Contaban también con un episodio a modo de prólogo en el que se reflejaba la situación de auténtica esclavitud que sufrían los robots en la megaciudad.

Con evidente inspiración en la obra de Asimov y recordando un poco a la rebelión de los esclavos contra Roma contada por Kubrick en Espartaco, un robot carpintero que respondía al nombre de Call-Me-Kenneth, aprovechaba un malfuncionamiento en sus circuitos de obediencia para sublevarse contra sus amos humanos, incitando a los demás robots de la megaciudad a hacer lo mismo y acabar con sus opresores.
Cogidos por sorpresa, los Jueces caían como moscas ante un adversario cuyo número aumentaba en sus propias cadenas de producción a pesar de las bajas que sufría, asumiendo Dredd el liderazgo de los Jueces para acabar con la peligrosa rebelión, lo que conseguiría al final de la historia gracias a la ayuda de un pequeño y servicial robot llamado WalterEzquerra, McMahon, Ian Gibson y Ron Turner fueron los encargados de dibujar los ocho episodios de la saga, que por su extensión y futurista planteamiento consiguió centrar por primera vez la atención de los lectores del 2000AD en el Juez Dredd, empezando a discutirle a Dan Dare el protagonismo que inicialmente se le había otorgado en la revista.
 
Dentro de aquellos escarceos iniciales en busca de un camino a seguir, otras dos historias que me parecen dignas de mención fueron la Academia de la Ley (Progs. 27-28) y sobre todo el Regreso de Rico (Prog. 30). Sobre un guión de John Wagner y con dibujos de Gibson y McMahon, La Academia de la Ley presentaba por primera vez a  los Cadetes del Departamento de Justicia y mostraba cómo era el proceso de graduación para convertirse en Juez en las propias calles de Mega City. La trama giraba sobre un cadete llamado Giant que era asignado a la supervisión final de Dredd. El Juez Griffin también hacía su primera aparición como instructor de la Academia antes de que un año y medio después acabase siendo elegido Juez Jefe de Mega-City Uno. Los dos se convertirían en los primeros secundarios importantes de la serie, y curiosamente ambos acabarían muriendo unos años después, separados por unos pocos meses y durante el transcurso de la misma trama argumental, la Guerra del Apocalipsis.
 
Con guión de Pat Mills y dibujo de McMahon, el Retorno de Rico resultaba ser sin embargo una de las historias fundamentales para la construcción de Joe Dredd en tan solo seis páginas. Era la primera vez que la historia giraba totalmente sobre el personaje y su pasado, descubriéndose la existencia de un hermano gemelo, el Juez Rico Dredd (aún no se sabía nada del origen clónico de ambos), su compañerismo en la Academia y el fuerte vínculo (genético) que les unía. Sin embargo, algo fue mal en Rico y se torció, acabando siendo detenido por el propio Dredd y sentenciado 20 años en la Colonia Penal de Titán, la luna de Saturno, una prisión especial para los Jueces que infringían la ley y cuyas extremas condiciones de dureza obligaban a extirpar el aparato respiratorio de los reclusos, siéndoles sustituido por medios artificiales de respiración. Una putada en toda regla, vamos. El episodio concluía con la muerte de Rico a manos de Dredd durante el enfrentamiento final entre ambos y una cinematográfica cita de Dredd al llevarse en brazos el cadáver de su hermano.

La consagración del Juez Dredd dentro del 2000AD llegaría al año siguiente, logrando por primera vez el protagonismo total de la revista (y las páginas centrales a color de ahí en adelante) a través de la primera macrosaga de gran extensión que se publicó del personaje: La Tierra Maldita.
Su origen estuvo íntimamente ligado a la aparición de Starlord, una nueva revista que IPC Magazines decidió sacar al mercado a la estela del éxito obtenido por el 2000AD y que presentaba como personaje central a otra nueva creación de Wagner y Ezquerra, el Perro de Stroncio. Coincidiendo con la necesidad de darle un respiro a Wagner a fin de que éste pudiera dedicarse al lanzamiento del Perro de Stroncio en Starlord, su relevo en Judge Dredd lo tomaría Pat Mills, quien por aquellas fechas había abandonado el puesto de editor del 2000AD, permaneciendo no obstante en la editorial y dedicándose a escribir episodios ocasionales cada vez que era necesario. De este modo, Pat Mills sería el responsable creativo de la Tierra Maldita (Progs 61-85), saga que se extendería durante los seis meses siguientes de la revista semanal, 25 episodios de duración que fueron desde Abril a Octubre de 1978, comprendiendo un total de 165 páginas.
Con el primitivo antecedente de las Guerras Robot, se puede decir que la Tierra Maldita inauguró una tradición a la hora de plantear las historias de Dredd mediante macrosagas de gran extensión que se ha mantenido hasta la actualidad. Originalmente, la historia presentaba una más que clara inspiración argumental en la novela de Roger Zelazny, Damnation Alley (cuya versión cinematográfica se tituló aquí Callejón Infernal, que supongo que será lo que más os pueda sonar) en la que un recluso recibía un indulto a cambio de formar parte de una expedición suicida, cuya misión consistía en transportar de costa a costa una vacuna a través de una América postapocalíptica en la que los huracanes y las tormentas eléctricas impedían los viajes aéreos.
 
Con esa idea en mente, Mills vio en el planteamiento de aquella historia una buena oportunidad para abrir al personaje a toda una serie de posibilidades dentro del género fantástico, en este caso enviando a Dredd a hacer un viaje imposible a través del inmenso desierto radioactivo en el que ahora se habían convertido los Estados Unidos. Desde el punto de vista gráfico, Mike McMahon (ep. 1-4, 6-8, 11-16, 19-20, 23-25) y el entonces recién llegado Brian Bolland (ep. 5, 9-10, 17-18, 21-22) serían quienes se encargasen de plasmar gráficamente la totalidad de la saga, aunque con Dave Gibbons encargándose de alguna que otra ayuda ocasional a Bolland a la hora del entintado.
 
Situada en el año 2100, la historia contaba como Mega-City 2 había caído víctima de un virus experimental procedente de la Guerra Atómica, un arma biológica del arsenal del presidente Booth que respondía al nombre de 2-T Fru-T (si se pronuncia en inglés el resultado es Tuti Fruti), cuyos efectos desataban la locura y el canibalismo entre sus afectados. Los aeropuertos de MC-2 se hallaban en poder de los infectados, haciendo inviable la ayuda por vía aérea. De manera similar a la novela de Zelazny, la única manera de hacer llegar el antídoto a la megaciudad de la Costa Oeste era por tierra, atravesando los antiguos Estados Unidos de costa a costa, a través de lo que ahora se conocía como la Tierra Maldita, un inmenso desierto radioactivo en el que pululaban a sus anchas sus supersticiosos y hostiles habitantes, tratantes de esclavos, bandas de salvajes proscritos mutantes y los robóticos restos del antiguo arsenal del Presidente Booth.
 
Para llevar a cabo la peligrosa misión, Dredd reclutaba a tres Jueces que ya habían aparecido en las Robot Wars (los Jueces Jack, Patton y Gradgrind) y al motorista Spikes “Harvey” Rotten, un punkie que había aparecido anteriormente en los Progs. 40 y 41, cuyo dominio de las armas y su pericia con la motocicleta le hacían idóneo para llevar a cabo la misión a cambio de un indulto. Dos transportes acoplados, acorazados y fuertemente armados (el Killdozer y el Land Raider), y una robótica tripulación de Droides de Guerra, completaban una expedición de la que tan sólo Dredd conseguiría salir con vida al final de la historia.
Con todo, la continuidad creativa al frente de la saga no fue precisamente uno de sus puntos fuertes. Ante la buena acogida que la Tierra Maldita comenzó a obtener de inmediato entre los lectores, fue en esta época cuando el equipo editorial decidió mover definitivamente la sección de Dredd a las páginas centrales del 2000AD, dándole así a la serie la posición de mayor privilegio dentro de la revista. Sin embargo, las necesidades de producción exigían que la parte central a color estuviera preparada dos semanas antes que el resto de las páginas a b/n que contenía el cómic. Como consecuencia de esta manera de trabajar, Mills empezó a sufrir retrasos a la hora de entregar los guiones. Muchas veces, sin llegar a tener escrita todavía la historia, Mills dictaba el guión de las páginas centrales a color por teléfono a Nick Landau, en aquella época asistente del editor Kelvin Gosnell, quien se encargaba de mecanografiarlo y enviárselo a los dibujantes.
De este modo, Pat Mills aparecía como el responsable directo de la Tierra Maldita, pero sus retrasos en las entregas de los guiones llegaron a ser tan preocupantes que otros escritores tuvieron que ser llamados para contribuir a la historia. John Wagner sería quien firmase los guiones correspondientes a los episodios 11 y 12 (las posteriormente llamadas Burguer Wars, que arrojaban a Dredd en medio de una guerra entre los habitantes de las poblaciones de McDonalds y Burguer King), contribuía con algunos de los diálogos a la espléndida saga del tiranosaurio Satanus (episodios 13 a 16) y firmaba también bajo el seudónimo de T.B. Grover el guión de los capítulos 19 y 20 (los situados en Las Vegas).
 
Igualmente, el guionista Jack Adrian sería el encargado de escribir Soul Food para los episodios 17 y 18, que acabarían siendo dos de los episodios más polémicos de la historia del 2000AD, al presentar para la ocasión a varios personajes sujetos a derechos registrados, que por cierto fueron maravillosamente dibujados por Bolland. Entre las muchas caras familiares que aparecían, la parodia se centraba en personajes como el Coronel Sanders (fundador y propietario de la cadena KFC, es decir, Kentucky Fried Chicken), el muñeco de Michelín o el conocido Gigante Verde de la cadena de hortalizas del mismo nombre.
Aunque ni guionistas ni editores le prestaron inicialmente demasiada importancia al tema, básicamente por creer que se estaba haciendo uso de una sátira legítima, los propietarios de los copyrights infringidos lo vieron sin embargo de una manera muy diferente, especialmente los propietarios de la marca Gigante Verde, que exigieron y obligaron a los responsables de IPC a publicar una página de retractación, página que McMahon se negó a dibujar y que finalmente acabaría llevando a cabo el dibujante Brett Ewins dentro del Prog. 84. Ante la situación creada, que en el peor de los casos pudo incluso haber llegado a costar el cierre del 2000AD, los editores no sólo se vieron obligados a pedir excusas, sino que IPC acabó aceptando el compromiso legal de que todos aquellos episodios de la saga que infringían marcas o derechos registrados nunca volverían a ser publicados, motivo por el que todos estos episodios no se han vuelto a reeditar desde entonces.

La saga, aunque para mi gusto, pelín alargada en exceso, era sin duda la más épica de todas las que hasta entonces había protagonizado el Juez Dredd, y al mismo tiempo, era indudablemente también la de mayor calidad y desarrollo argumental que hasta entonces había aparecido en el 2000AD durante su escaso año de vida.
A pesar de sus rudimentos, presentaba episodios muy logrados, como el de las ratas voladoras en Deliverance, perfectamente dibujado por un McMahon sin presiones de tiempo (Progs. 63 y 64). Otro de sus grandes momentos era la historia de los supuestos vampiros en Kentucky, con la primera referencia a la gran guerra atómica desatada por el presidente Booth en el 2070 y descubriéndose el cuerpo de éste en animación suspendida en los antiguos restos de Fort Knox como castigo impuesto por los Jueces por sus delitos contra el pueblo americano (Progs. 67 y 68). Y sobre todo, la saga del tiranosaurio Satanus (Progs. 73 a 76), con ecos a la hora de plantear la reaparición de los dinosaurios sobre la Tierra y la existencia de parques temáticos sobre ellos que doce años después serían ampliamente difundidos gracias a la famosa novela jurásica que Michael Crichton publicaría en los años 90.
Con todo, la estrella de la Tierra Maldita resultaba ser un Brian Bolland de apenas 26 años, que con su trabajado dibujo de línea clásica y de estilo realista y detallista, cada vez que entraba a relevar a McMahon provocaba inevitablemente la entrada en el terreno de las comparaciones entre ambos.

El éxito comercial alcanzado por la Tierra Maldita provocó que el editor Kelvin Gosnell (el primero en ser conocido entre los terrestres como el betelgeusiano Tharg) plantease sobre la marcha la necesidad de una nueva macrosaga de similar extensión argumental y sin apenas solución de continuidad con la anterior. La saga sería conocida como el Día en el que la Ley murió, y a ella habrá que hacer necesariamente referencia en la próxima entrada.

5 comentarios:

  1. A mi me parece particularmente sangrante lo de Jurassic Park. ¿Coincidencia y plagio? Porque las similitudes son muchas... Y otro tema en el que pienso que fue muy influyente esta saga es en la estética de la película Mad Max 2.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En el caso de Jurassic Park, las coincidencias de base argumental son evidentes y están ahí. Según le leí en su día al propio Michael Crichton, él se inspiró para su novela en la experimentación genética que estaba de moda a finales de los ochenta, entre ellas la especulación con la posibilidad de recrear dinosaurios mediante ingeniería genética, que es exactamente de lo que trata el origen de Satanus.
      Por otra parte, las acusaciones de plagio tampoco es que nunca hayan sido muy ajenas a algunas obras de Crichton. No hay que olvidar que él ya llegó a admitir en su día que había plagiado una obra del escritor George Orwell y la había llegado a firmar como suya, si bien matizó que lo había hecho como un simple experimento escolar.

      Eliminar
  2. Qué cachondo el Crichton, ya prometía de estudiante. Por cierto que hace poco pude leer la saga original de Flesh (de donde parte el tema Satanus, yatusabeh), y es cojonuti, qué bien ha resistido el paso del tiempo! Pat Mills es un grande.

    ResponderEliminar
  3. Ah... el cabrón del Viejo Tuerto... qué pedazo historias, y como bien dices, que bien resisten el paso del tiempo.
    Flesh es la leche, desde luego. Una de mis series preferidas del 2000AD. Si te llevas bien con el idioma de shakespeare, hazte con los Dino Files que sacó Rebellion hace tres o cuatro años . Contiene las dos primeras sagas enteras y las del regreso de Pat Mills a sus dinosaurios cabrones de hace unos años.

    ResponderEliminar
  4. OS suena este vehículo ? Je je je
    https://www.ebay.es/itm/VEHICULO-COCHE-MATCHBOX-ADVENTURE-2000-DE-1977-K-2001-RAIDER-COMMAND-CAR-EJECTOR/183571714570?_trkparms=aid=222007&algo=SIC.MBE&ao=2&asc=20140620074313&meid=da286a54286c4198b434e778692f7573&pid=100011&rk=1&rkt=1&sd=183522679132&itm=183571714570&_trksid=p2047675.c100011.m1850&redirect=mobile

    ResponderEliminar